En Catia, para subir al cielo sólo se necesita un Jeep. Los Magallanes de Catia. Eduardo Contreras
Caracas 08/01/24.- En la noche de navidad, Catia semeja desde lo lejos un inmenso pesebre, en la punta del barrio brilla la estrella que guiará a los reyes magos a llevar presentes al niño (6 de enero, día de reyes) a aquel niño que el 24 de diciembre nació en el Hospital de Magallanes, cómo en el cuento de José Rafael Pocaterra “De cómo Panchito Mandefuá cenó con el Niño Jesús”, posiblemente algún niño catiense esa noche de navidad, se fue al cielo donde comió hallacas, pan de jamón, dulce de lechosa y pernil, disfrutó de villancicos, aguinaldos y gaitas zulianas con el niño Jesús.
La explotación petrolera a comienzos del siglo XX, transforma la Venezuela rural, pasamos de la casa colonial de techos rojos al superbloque, de la casa de bahareque, a la covacha de tablas, al rancho de láminas de cinc, a la favela, al barrio, el modelo rentista, los ingresos petroleros dan paso al crecimiento anárquico de las zonas urbanas y esto trae consigo la transformación del medio ambiente construido. La ciudad y sus orillas cambian, la sociedad sufre una metamorfosis importante.
“En Venezuela se utiliza el término rancho (barrios) para referirse a las infraviviendas o asentamientos irregulares; construcciones improvisadas, edificadas de forma desorganizada y que no cumplen con los estándares mínimos para la habitabilidad humana y los principios básicos de la arquitectura civilizada. Estas edificaciones son generalmente elaboradas con materiales de pésima calidad como zinc o cartón-piedra utilizados como techo, así como ladrillos huecos, unidos con cemento y expuestos a la intemperie que sirven de muros”. Según el censo llevado a cabo en Venezuela durante el año 2011, todavía el 9 % de las edificaciones construidas para habitar son «ranchos», todos los gobiernos siempre han ofrecido acabar con ellos, pero los pobres son tercos y siempre construyen su pesebre (sus ranchos), los barrios para poder vivir en ellos.
Cómo la opacidad y la ausencia de estadísticas confiables es la norma oficial, los entes responsables de la vivienda en Venezuela aseguran que han construido un promedio de un millón de soluciones habitacionales por año (misión vivienda), diez veces más que las 100.000 viviendas al año que se asegura construían durante la 4ta república (40 años (1958-1998) de gobiernos democráticos, la era del pacto de punto fijo), y dado que él proceso del socialismo del siglo XXI tienen 25 años en el poder (1998-2023), la sumatoria de ambas cifras implicaría que casi todos los venezolanos tienen una vivienda digna y pública, pero la terca realidad parece desmentirlos, pero la propaganda oficial reiteró que se acabaron los pobres en Venezuela, en estos años muchos de ellos se escaparon del paraíso socialista por las selvas del Darién en la búsqueda del sueño americano.
En la publicación “El Terremoto de Caracas" (1967), 50 años después de Carlos Genatios, Alfredo Cilento y Alfredo Graces. (2017), indican que “Aproximadamente la mitad de la población de esta urbe (Caracas) se ubica en construcciones informales en los cerros alrededor del valle de Ccs), de los toromaimas (25/07/1567). Según Teolinda Bolívar “Según el III Inventario de Barrios, en 1994 aproximadamente 13.000.000 de personas vivían en estos sectores (en torno al 51 % de la población total del país), en 128 ciudades venezolanas. Estas barriadas ocupaban alrededor de 64.000 hectáreas”. Los especialistas advierten que la alta vulnerabilidad de estas zonas y el aumento de la pobreza, los déficits asociados, por la acentuada crisis económica de los últimos años (2014-2023), generan una situación de alerta naranja en dichas zonas (barrios) populares, esperemos que no ocurran temblores, terremotos en Caracas, ya que estamos a la buena de Dios, afortunadamente tenemos santo nuevo y José Gregorio Hernández es el santo patrón de los Magallanes y aunque él equipo de béisbol fue eliminado está temporada, Magallanes será campeón.
Para el año 1974 existían 1842 barrios y todo parece indicar que no sólo su número aumentó, sino que además se intensificó su crecimiento vertical y su densificación, la migración del interior del país hacia el área metropolitana de Ccs se ha incrementado en los últimos años, el fenómeno de la altísima migración (entre 7 y 8 millones según cifras de ACNUR) de los últimos años (2014-2023), obviamente ocasionó una significativa merma de la población en ellos (los barrios), pero la evidencia empírica demuestra que las zonas populares no han parado de crecer vertical, horizontalmente y las invasiones continúan.
Eduardo Contreras es el presidente de una línea de Jeeps (Emiliano Hernández) que cubre las rutas troncales en el tradicional barrio “Los Magallanes de Catia”, nombre que deriva del popular equipo de beisbol venezolano, a pesar de que en su amplia extensión no hay un estadio de béisbol, allí nacieron los navegantes, los eternos rivales de la cervecería caracas (hoy los gloriosos Leones) y en su honor se llamó al barrio “Los Magallanes”, no hay ningún barrio en la zona que se llame los leones de Catia. En sus predios se ubica el hospital de Magallanes (José Gregorio Hernández, el santo médico de los pobres), también funcionan los tradicionales “Recoge Locos”, los autobuses Mercedes Benz de los años 60, numerosas líneas de mototaxis, taxis, otras rutas troncales (jeeps), de busetas (magallanes-silencio), Vista al Mar (efectivamente desde esta zona se puede observar en días claros el azul del mar caribe (la Guaira).
La densidad poblacional de esta tradicional zona de Catia, su importancia económica hizo que los planificadores previeron la construcción de la línea seis del metro de Caracas (Desde los Magallanes al Márquez, ruta paralela a la línea uno (Propatria Chacaíto), pero que la crisis del modelo rentista (la enfermedad holandesa, el colapso de Pdvsa) y el cambio de la visión política del estado y de la sociedad la desechó, al presidente Hugo Chávez (+) no le gusto está idea heredada de la IV República y ni metrobuses le asignaron a las rutas de los Magallanes de Catia, claro el sistema Metro No Sube Cerros y por estos lados del oeste no construyeron tampoco teleféricos.
Por sus características topográficas esta intrincada red de calles empinadas y estrechas, construidas sobre la marcha, por planes de emergencia, sin las adecuadas normas técnicas de ingeniería, sin la planificación urbana requerida, permitieron la caótica sobrepoblación, el anárquico desarrollo que la ingeniería y arquitectura popular diseñaron. Y allí sólo llegan los vehículos todo terreno, de doble tracción, los jeeps (generalmente marca Toyota), se convirtieron en el instrumento para llegar y bajar del cielo, de la empinada colina, de la agreste montaña, de la cúspide del cerro o del lejano barrio.
En Venezuela y especialmente en las zonas populares (los barrios), las mujeres son embraguetadas, palabra que no deriva de bragas (pantaletas, prendas íntimas femeninas), sino de términos taurinos, pero a los efectos es que en el barrio las mujeres, no sólo son mayoría, sino que son de armas tomas, echadas pa’ lante, y Merli Ramírez (Yely), es también parte de la directiva de la ruta troncal de la Emiliano Hernández y es la que pone orden y administra la Línea y hace posible que una línea que tiene más de 70 años que, en momentos de la aguda crisis país, aún del todo no superada, pasarán de siete unidades a los actuales 60 jeeps. Trasladamos generalmente “clavos” desde el punto de la parada a su destino, estudiantes y 3era edad, son apenas 12 puestos, trabajamos desde la madrugada (4:30 am), hasta la noche (10pm), por calles en mal estado, empinadas y con mala iluminación, pero hacemos el trabajo y garantizamos el buen mantenimiento de las unidades (muchas con alrededor de 40 años rodando), recalcó orgullosa.
El domingo 12 de noviembre Gustavo Alcides Méndez Guerrero, de 48 años de edad. Un transportista que Tenía más de dos décadas trabajando en la línea Emiliano Hernández, le fue solicitado una carrera por tres individuos, dos de ellos resultaron funcionarios policiales, intentaron perpetrar un asalto y robo de la unidad (Jeeps Toyota de chasis largo), temiendo lo peor (que lo picaran y desaparecieran), intentó abandonar la unidad y fue tiroteado, trasladado al hospital de Magallanes, no pudo recibir el soporte vital, fallece dos días después, a pesar del inmenso sacrificio financiero de sus compañeros transportistas (recopilaron más de US $5.000 dólares para costear exámenes, medicinas, insumos, operación y tratamiento, falleció luego de efectuada la operación y seguramente acompaña a Panchito Mandefua.
Eduardo Contreras: 0412-588.47.08
Angel Cacique: 0424-168.53.07 /caciquecatia@gmail.com / @angelcacque.
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