lunes, 3 de febrero de 2014

Saquémoslos; pero en serio…. Por Roberto Enriquez @robertoenriq

Con políticos atolondrados, sifrinones y pantalleros no llegaremos a ningún lado. Negarnos a aprender de Rómulo, Caldera, Jóvito, Ruiz Pineda,  Carnevali, Pinto Salinas,Luis Herrera entre tanto mártir y héroe, es la mayor muestra de ineptitud política que se pueda ver. La política de micrófono y cámaras de TV son necesarias, pero cuando se abusa de eso, se corre el riesgo de aburrir. Yo estoy consciente de que para la lucha política se necesita dinero; pero cuando personajes con cuentas bancarias abultadas, corporativos que mascullan glorias pasadas o los envanecidos amos del valle de este querido país nuestro, deciden participar directamente en la lucha política; los vaticinios son sombríos.
Venezuela está destartalada. Quienes gobiernan odian consciente o inconscientemente al país. Está revolución gobierna contra los pobres, la clase media y los ricos. Gobierna contra todos. Sacar a este Gobierno del poder es un imperativo moral. Mandarlos a la oposición para que desde allí aprendan a vivir en democracia, es un mandato cívico. Pero caramba; vamos a sacarlos, pero sin cometer pendejadas ni exudando torpeza.
Nos gobiernan unos destructores, y no precisamente, los de Fernando Villasmil. Llegaron al gobierno prometiendo una revolución democrática y terminaron instalando un gobierno hegemónico indigestado de hambre totalitaria, controlado por un grupo de militares y pelafustanes alcoholizados en dogmatismos probadamente fracasados. Llegaron al gobierno prometiendo la redención de los pobres y terminaron haciendo a los pobres más pobres, y condenaron sin clemencia a las llamadas clases medias a la caída más estrepitosa en su calidad de vida. Hoy los pobres y las clases medias están más desamparados que nunca.
 “La audacia es la virtud de los bribones” decía el Marqués de Sade. Podemos decir entonces que este gobierno ha sido tan bribonamente audaz que con la renta petrolera más alta recibida en nuestra vida republicana fue tan  anti venezolano que llevó la deuda de PDVSA de 5.000 millones de $ a 70.000 millones de $, y la deuda externa nacional de 30.000 millones de $ a 205.000 millones de $ empobreciendo e hipotecando a los venezolanos como nunca.
¡Gobierno mala gente pues! Se enfrascaron contra los productores agrícolas y pecuarios, invadiendo, confiscando y expropiando más de tres millones de hectáreas de tierras productivas que ahora están desiertas. Tan mala gente son que esa operación terrófaga es la responsable de que hoy los niveles de escasez y desabastecimiento tengan a nuestro pueblo sufriendo tantas angustias.
Gobierno de corazón duro; insensible con el dolor ajeno. Pero de piel fina; intolerante a la crítica. La prensa sin papel es un nuevo cuartelazo a la libertad. La violencia contra la vida y los bienes han creado un nuevo gueto social, espantando de terror al pueblo. No es verdad que el pasado 22 de enero el Gobierno devaluó, estamos sometidos a una devaluación estructural y continua. Todos los días amanecemos más pobres.
Aquí el dilema no es entre quienes quieren salir del Gobierno y quienes prefieren esperar sentados a que a la mata le salgan pelos. Mentirosos y manipuladores quienes ponen a rodar esa especie. Aquellos que tienen tanto complejo de candidatos y “líder de la oposición” deberían mirarse fijamente a los ojos en un espejo y escrutar su conciencia.
 Yo confieso que tengo miedo. Tengo miedo de que el pueblo comprometido con la necesidad de cambio se deje encandilar por comediantes de la política. Se deje engatusar por recicladores de los disparates del 2012, (Plaza Altamira, paro cívico, y la desnaturalización en un golpe balurdo del más hermoso movimiento popular venezolano). Tengo miedo de que nos hagamos un harakiri presas de la desesperación y los cireneos de embustes.
Yo soy corresponsable de los errores cometidos por la alternativa desde el 14 de abril. Pero que quede claro: ¡todos somos corresponsables! Ahora toca embragetarnos y desarrollar una política que nos permita construir una mayoría poderosa. Acompañar al pueblo en sus sufrimientos, protestar con él y por él. Organizarnos y movilizarnos. Dejarle claro a todo al país que somos garantía de paz. Si los venezolanos nos  perciben como dráculas sedientos de sangre y venganza ,y desesperados por llegar al poder nunca nos darán su confianza. Es que acaso esto es tan difícil de entender, me pregunto.
“Oposición que no hace oposición se queda en la oposición” decía Luis Herrera. Pero si esa oposición es histérica, rabiosa y recalcitrante también se quedará en la oposición. De lo que se trata, creo yo, es de construir una verdadera mayoría; con un Gobierno tan malo eso es perfectamente posible. Con esa mayoría real podremos poner sobre la mesa cualquiera de las salidas contempladas en la Constitución. Invertir el orden de lucha será estéril y frustrante. Saquémoslos; pero en serio.