Con paños calientes, sin consenso nacional, perdida su base de sustento
electoral. Maduro se arrastra a ciegas buscando desesperadamente un milagro que
le permita sobrevivir.
Con una ignorancia supina la cúpula que rodea fanáticamente a Maduro actuando
cual aprendices de brujo improvisan diariamente ante las cámara y en cadena
nacional su palabrería de demencial e ignorante odio, desesperados convocan y desatan
los demonios, el pranato y la violencia campean con una impunidad vergonzosa, las
imprentas generadoras de billetes sin respaldo y cada día con menos valor
funcionan aceleradamente como única manera de saciar el apetito voraz de una
economía desquiciada a las puertas de un hiperinflación y como única manera de
calmar la dólar-dependencia de una corrupción insaciable. En su desacertado
accionar, los seguidores del legado tal cual elefantes en una cristalería
destrozan las frágiles instituciones que en medio de tal descomunal desacierto
intentan inútilmente detener la caída del fofo y gigante macro cefálico estado,
parar la destrucción de una moribunda Pdvsa y detener la sangría de las ya escasas reservas de oro.
Maduro y sus séquitos cegados por
sus deseos febriles de conservar el poder abren la caja de pandora, aspirando
que el terror generado aglutine alrededor de ellos los menguados desechos del
legado. Incapaces de convocar a alguien distinto a ellos para enfrentar las fuerzas
desatadas por tan monumental fracaso, entre gallos y medianoche improvisan con
una tozudez asombrosa medidas, acciones, nombramientos y decisiones que cada
día los hunde más en las cenagosas arenas movedizas generadas por las ondas
telúricas de una aguda crisis fiscal, económica, política y social. Constituidos
en una especie de estado mayor para librar sus históricas guerras imaginarias,
acuden diariamente al oráculo de la montaña, esperando que desde la ultratumba
el venerado líder les envié las señales que los guie ante la oscuridad generada
por tan monumental fracaso.
Los ministros entran y salen vertiginosa y desvergonzadamente de sus altos
cargos, cada cual más parlanchín e improvisado que el otro, apenas alcanzan a
raspar por poco tiempo la menguada olla, a otros, con el manido y viejo recurso
de los chinos de Recadi, los sacan esposados de las cuevas de Ali Baba y sus
cuarenta ladrones, para distraer a la gente que desesperada en las colas
intenta conseguir algo de lo poco que queda de alimentos. Organizada la mafia para la defensa a trocha y
mocha del pesado legado del agrietado
jarrón Chino, escudriñan inútilmente en los viejos y desteñidos manuales
marxistoides, apelan a al viejo y senil Fidel, invocan astutamente a los
fantasmas de Stalin, Mao, no porque crean ya en sus periclitadas ideas sino
para saciar la babosearía de la galería, mientras exprimen con fuerza las
menguadas ubres del cada más secas del BCV.
La cofradía de los países petróleo-dependientes anuncian la vasectomía
de los pozos petroleros, ansiando que los despreciados dólares llenen sus
insaciables cuentas secretas y les permitan lanzar algunos mendrugos a la plebe
desesperada, necesitada y hambrienta, para así continuar con el circo y alargar
lo más que se pueda sus permanencia en el poder. Lo más terrible es que ante
tan profunda y posible crisis terminal, son incapaces de convocar a otros que
verdaderamente aspiren la continuación con mejores rumbos de la sufrida
Venezuela, cierran todas las puertas y solo convocan reuniones bufas para
cumplir la formalidad e intentar mantener indefinidamente la farsa.
Saben que se necesitan medidas heroicas y fuertes, que habrá que recurrirse
al apoyo de instituciones sólidas en el mundo, de la conveniencia aplicar
planes serios y capaces de sacar de la terapia intensiva en que se encuentra la
economía y la producción nacional, pero
lo más dolorosa es que están consiente que es posible recuperar el país
si se produce un inteligente viraje, pero igualmente están claros que al
destaparse la inmensa pústula, los fétidos olores y el pus derramado los
marcara indeleblemente y la justicia nacional e internacional los condenara
irremediablemente.
Estamos en presencia de una estrategia para ganar tiempo, para intentar
comprar voluntades, el estado forajido en que nos hemos convertido es así, sin
escrúpulos, implacable e incapaz de apostar al futuro, porque saben que ellos
viven al día solo pendiente de sus bacanales y orgías. Pero, no todo está
perdido, el pasado 6 de diciembre el pueblo venezolano decidió que esta rochela
debe acabar por los caminos de la paz, la constitución y perfección de la
democracia.
Ángel Cacique.
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